Proyectos de Felicidad de las personas con discapacidad intelectual.
No podemos, ni una sola vez más, asociar discapacidad intelectual y vida baldía, asistida, sin sentido ni realización. Lo que puede no tener sentido son los enfoques asistenciales que tratan a las personas como objetos de cuidados y no como sujetos de derechos.
No trato de minimizar el impacto que, en algunas ocasiones, una discapacidad intelectual o del desarrollo puede ocasionar en una persona, pero mi experiencia me dice, que es el entorno y la sociedad quien determina, en gran parte, la felicidad de esa persona y la de su familia.
Necesitamos reinventarnos como sociedad para descubrir la importancia que tienen las relaciones personales. Relaciones de carne y hueso, capaces de descubrir y poner en valor lo que cada persona tiene de bello, de bueno, de único y de irrepetible más allá de sus condicionamientos de cultura, clase social, familiar, historia médica … o discapacidad intelectual.
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